Ser una princesa no es todo eso que cuentan...
Ya conocéis la historia: el zapato de cristal, el Príncipe Encantador, felices para siempre...
Ya conocéis la historia: el zapato de cristal, el Príncipe Encantador, felices para siempre...
Bienvenidos a la realidad: aburridas clases de genealogía real, de costura, de cómo comportarse como «una señorita» y, lo peor de todo, un príncipe que es todo menos interesante y, desde luego, en absoluto encantador.
La futura princesa Ella trata de enfrentarse a su nuevo estatus real, pero se da cuenta de que no tiene madera de «majestad». Sin embargo, romper el compromiso no va a resultarle nada fácil, especialmente cuando empieza a sentir algo por otro chico... Si Ella quiere escapar de palacio, deberá utilizar todo su ingenio, determinación y coraje, además de renunciar a todo aquello que se espera de una «señorita».
La futura princesa Ella trata de enfrentarse a su nuevo estatus real, pero se da cuenta de que no tiene madera de «majestad». Sin embargo, romper el compromiso no va a resultarle nada fácil, especialmente cuando empieza a sentir algo por otro chico... Si Ella quiere escapar de palacio, deberá utilizar todo su ingenio, determinación y coraje, además de renunciar a todo aquello que se espera de una «señorita».
Simplemente Ella nos cuenta la historia de la Cenicienta, pero desde donde se quedan el resto de historias, nos relata cómo es la vida de palacio para Ella, las clases que tiene que dar para ser una buena “señorita”, y poco a poco, cómo va dándose cuenta de que no todo es como ella pensaba. El príncipe Encantador no es tan perfecto como parece, de hecho es poco más que un títere para sus consejeros, y nos cuenta también cómo una vez se ha dado cuenta de lo que es realmente la vida de noble que debería llevar, y quiere irse, no le resulta tan fácil como esperaba. De hecho le cuesta bastante trabajo, pero la protagonista toma riendas de su destino, y lo forja tal y como ella quiere que sea, que no es como ella creía que era.
Un detalle que me llamó la atención es que en el libro la protagonista tiene en todo momento 15 años, pero en cambio tiene un carácter y una madurez bastante mayores, quizás como consecuencia de haber tenido que trabajar desde tan pequeña al morir su padre y quedarse ella con sus hermanastras y su madrastra.
La portada me parece un poco demasiado rosa, a mi gusto, pero bueno, ¡no hay que juzgar a un libro por su portada!
Sinceramente, a mi me ha gustado bastante, porque no me esperaba un libro así, con esa clase de realismo en los personajes (pese a que hay algunos que podrían haber dado más de sí, porque están muy bien creados, como Mary) y esa forma de ver las cosas tan madura, una vez que se quita la venda de los ojos, claro está; yo me esperaba una especie de continuación de la Cenicienta, pero en un plan más juvenil, e infantil incluso.
Lo cierto es que me esperaba algo que me dejara indiferente, y no algo como esto, que me ha hecho ver la historia de otra manera, y plantearme todos los típicos finales de “Y vivieron felices para siempre” dándome cuenta de que son eso, simplemente, un final típico e irreal, pero que queda bonito si es un día en el que lo único que te apetece es poder soñar que todo puede terminar bien. Yo estoy de acuerdo con ellos, que quede claro, pero cuando te ponen delante un libro como éste, te hace replanteártelos y de hace pensar, o por lo menos, a mi me ha pasado.
A mi parecer el libro merece la pena, porque en sus escasas 140 páginas, es fácil de leer, entretenido, y por lo menos a mí, me ha sorprendido gratamente. El único fallo relativamente importante que le he encontrado, el final: termina de una forma un poco extraña, y no me ha convencido demasiado, pero bueno, supongo que se le perdona.
Concluyendo, si tenéis la tarde libre, es una lectura recomendable.